jueves, 24 de septiembre de 2009

Voy a estar ausente durante un tiempo indefinido. Gracias a todos los que habéis tenido la paciencia de leerme y la gentileza de colaborar con vuestras opiniones. Un fuerte abrazo,

lunes, 21 de septiembre de 2009

El límite de nuestras pasiones debería estar en la barrera que aseguraría la no aniquilación del otro.
El "ser" pesa muchísimo y encima es una ficción.
Todos los paraísos son artificiales, pero para hacerlos más atractivos los impregnamos de mística.
¿ Uno empieza a odiarse a si mismo cuando odiar a otro no nos satisface plenamente?